Camino sobre baldosas alisadas,
deseando sentir bajo mis pies
las rugosas piedras
de aquellos adoquines gastados,
por un tiempo y una espera infinita.
Resuenan en mis oidos mis propios taconeos,
mezclados con sones de dos por cuatro.
Brillo azulado de faroles iluminando la noche.
Un cafe en el bar de la esquina.
Y tu risa en mi boca.
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