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viernes, 20 de noviembre de 2009

Carta Abierta a mis AMIGAS/OS



Vilanova i la Geltrú, 12 de Noviembre de 2009


Queridas AMIGAS Y AMIGOS:

A todos, a las de toda la vida, a los de más de media vida, a los de hace menos tiempo.

A todos los que han compartido a través de todos estos años tantas cosas, buenas y las no tanto, felices y no tanto, risas y muchas lágrimas.

A las que crecimos juntas, jugando a la “Estancia”, a las Figus de Brillantes, a las muñecas; con las que compartimos las mejores travesuras de la vida, con quienes hoy podemos reírnos a carcajadas recordando, o inundar de emociones dando marcha atrás en tantos años de amistad.

A quienes se convirtieron en mis “Hermanit@s“ menores, me dieron la alegría de sentirlos como tales, de sentirme orgullosa de sus logros, y pueda seguir hoy sintiendol@s “mi familia” , con la felicidad de verlos realizad@s y convertidos en lo mejor que la vida pueda dar, que es ser excelentes personas, seres humanos de calidad.

A l@s que nos unieron, primero nuestras hij@s, pero después fuimos más allá de ell@s y hemos seguido el camino hace casi 30 años; a l@s que partieron inevitable e indefinidamente, pero sólo físicamente pues han dejado su enorme huella de seres “luminosos”, por eso permanecen en el corazón de quienes hemos compartido tantas cosas.

A tod@s los que nos unio el mismo amor y la misma pasión en esta vida, con los que juntos pisamos los mismos escenarios, compartimos los mismos nervios de los estrenos pero también las mismas alegrías orgásmicas de los telones bajando, los cientos de “proyectos” que nunca pudimos llegar a realizar pero que hizo que compartiéramos tantas madrugadas de esperanzadora preparación e hicieran que mantuviéramos siempre viva la llama de la pasión creadora.

A los que en este lado del mar se han convertido en mis leales y firmes amigos, que entienden mis días “negros” y saben “estar”, decir las palabras que tanto necesito, las que no me gusta demasiado escuchar, pero que sé son la realidad y hacen que pueda elaborar y asumir algunas cosas que me cuestan mucho.

A todos los que han soportado tantas cosas, tantas angustias, tantas horas de charlas, tantos cafés para intentar ayudarme con lo mejor que pudieron hacer que ha sido: Escucharme, estirar la mano y apretar la mía, abrazarme y sentir que a pesar de muchas cosas, no estaba sola.

A todos los que han apoyado con sus palabras, sus gestos, algunas ideas que pudieron parecer “locuras”.
A los que, aunque no coincidieran con mis ideas, me apoyaron y se mantuvieron firmes a mi lado.

A todos los que me han ido “enseñando” tantas cosas a lo largo de este camino.
A los que alguna vez me han entristecido con sus ausencias, pero me han hecho feliz con sus regresos.
A los que alguna vez no entendí, aunque lo intente siempre.

A tod@s los que la vida se fue llevando, algunos demasiado jóvenes, dejándome enormes huecos en el alma, y montones de recuerdos acumulados en la memoria, pero la absoluta certeza de haber sido privilegiada por haberlos conocido y compartido tantas cosas con ellos, esperando que algún día, en algún sitio, exista una manera de reencuentro.

A los que alguna vez se equivocaron y tuvieron la valentía de decirlo, a los que se equivocaron pero no lo han podido reconocer y marcaron con una gran tristeza mi corazón que siempre sigue esperándolos.

A los que me hicieron ver, asumir y reconocer mis errores, mis defectos, dándome la oportunidad de reparar cualquier daño producido o intentar mejorar, a veces cosas in-mejorables..

A los que me ayudaron a poder decir : Te Amo; a quien le correspondiese en el instante que así fuese y no demasiado tarde, aunque a veces no haya sido suficiente.

A quienes me regalaron su risa, su humor, sus palabras, su música y su canto con la que llenaron cada rincón de mi corazón y mi vida.

A aquellos “bebes” que alguna vez acune en mis brazos, aquellos que crecieron y me fueron mostrando que aun permanecía en mi, un pequeño trozo de mi propia niñez y hoy casi hombres y mujeres me siguen regalando su inagotable fuente de cariño.

A quienes no dejan de estar, a pesar de sus propios problemas, tristezas, desengaños, ansiedades, porque saben que yo sigo necesitándolos a pesar que muchas veces me encierre en mi “caparazón cangrejil” o justamente por eso, saben que cuando eso ocurre es que estoy ahogada de problemas, tristezas, desengaños, ansiedades, dolores y seguramente inundando mi cama con todo eso.

A todos los que a pesar de esta ausencia, larga en tiempo y distancia, permanecen fieles a lo que construimos en la cercanía, haciéndome sentir que seguimos estando cerca.

Solamente por estos motivos, que no son todos, quería decirles a tod@s, que cada uno de mis días los llevo dentro de mi corazón; decirles que los quiero enormemente, que les deseo lo más importante que puedan tener en la vida : FELICIDAD y pedirles que nunca dejen de ser los AMIG@S tan entrañables que la vida me ha regalado con la presencia de cada uno de ustedes en la mía.


Sólo una cosa más: GRACIAS!!!!!!!!!!!!!!!


Los QUIERO

Ana









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domingo, 4 de octubre de 2009

Canción Para la Muerte de la Negra




La Luna Tucumana
esta derramando lágrimas
sobre los Valles Calchaquíes,
que junto al Tafí Viejo
cantan a muerte.
En las puertas del cielo
un Coro de Ángeles cantores
recibe a este Ángel Negro
de alas blancas que va llegando.
Y se mezclan en el infinito
las canciones, que voces truncas
desde aquí van derramando.

León y Víctor,
se han quedado solos.
La Mamma Negra se nos fue.

A cantar con otros,
que hace tiempo la esperan.
La Violeta, el Víctor, Don Ata,
y tantos otros,
que rasgueando guitarras
revolearán ponchos a su llegada.

Sonaran los bombos,
y habrá fiesta en el cielo,
mientras aquí, silencio de lágrimas.

Se nos ha ido la voz,
La voz cantora,
La Negra del Alma,
y las Banderas Rojas
ondearan con crespones,
mientras el cielo celeste y blanco,
dejara caer un manto para abrigarla.

Desde Valderrama,
pasando por Cosquín,
llegando a Buenos Aires,
aterrizando en Ushuaia,
entronizados en la América toda
el himno se eleva,
todos juntos para ella,
en una despedida
que siempre será: Hasta siempre,
pues ella habrá volado,
pero su voz nos queda.

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lunes, 17 de agosto de 2009

Un ramillete de flores secas


Guardo un ramillete de flores secas
entre celofán y las hojas de un libro.
Mantienen el aroma
de cuando me las diste,
entre tu sonrisa y tu beso.

Las palabras aún las recuerdo,
y atesoro en el rincón mas cálido
de mi cansado corazón.

Pasaron demasiados años, amor;
paso demasiada ausencia, mi vida.

Cada día me despierto esperando
lleguen nuevas rosas para alegrar mi vida.

Rosas que no se marchiten con el tiempo.
Rosas que me sigan llenando el alma de tu aroma,
Rosas que me traigan tus besos,
Rosas que me acaricien.



…Sin embargo sólo me quedan las rosas secas….
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domingo, 9 de agosto de 2009

DE CANGREJOS Y CABALLOS




Hace Muchos años, por las orillas de unas costas bañadas por algún mar u océano se solía ver saliendo de las aguas y andando por las rocas a una cangreja.

Con el paso del tiempo su andar fue haciéndose un poco mas cansino, un día en vaya a saber que circunstancia perdió una de sus pinzas, su caparazón fue teniendo algunas rajaduras, pero ella seguía su camino, poco a poco, daba dos pasos adelante, uno atrás, cuando alguna sombra entorpecía el brillo del sol que tomaba en las rocas de la playa, raudamente se refugiaba dentro de su caparazón, y así transcurrían los días.
 

Un día mientras estaba echada en las piedras asoleándose como era su costumbre sintió unos ruidos, se preparo para meterse dentro de su caparazón pero espero un poco para saber qué era lo que escuchaba, no eran sonidos familiares, cada vez los escuchaba más cercanos, y su curiosidad cada vez iba más en aumento.

Por fin estuvo a la vista de sus ojos lo que producía ese sonido, era un animal, para ella gigantesco, pero que no la asustaba, al contrario, le pareció un buen animal, era lo que después supo, un caballo, de fina estampa y porte, con crines que volaban al viento, cuando fijo mas la vista, algo le llamo mucho la atención, sobre el lomo del caballo enredado en las crines había un cangrejo.
 

La suerte que tuvo nuestra cangreja en cuestión, fue que el caballo aminoro su galope y fue a frenar justo a los pies de las rocas donde ella estaba, el alazán se inclino a beber agua, eso hizo que ella quedara a la misma altura del lomo y pudiera entablar una conversación con el cangrejo, después de los saludos, nuestra cangreja le pregunto muy intrigada:

-¿Que es lo que haces subido en el lomo del caballo?

El cangrejo comenzó a explicarle que esa era la forma que había encontrado para poder avanzar más rápido y seguro hacia delante, hacia otros sitios
La cangreja lo miro con cierta mezcla de incredulidad, miedo, y una cuota de ilusión y le volvió a preguntar:

¿Pero no es demasiado arriesgado?

Él le replico: -Lo mismo de arriesgado que andar por la orilla o por las rocas.

Ella le contesto con una cierta duda:

- …Si claro. -
Y se quedo pensativa, con la mirada perdida en el horizonte.

El cangrejo le dijo:
-Porque no vienes conmigo, sobre el lomo del caballo cabemos los dos. -

Ella seguía mirándolo con un poco de miedo y duda,

- Me gustaría - le respondió - pero yo estoy ya muy herida, he perdido una pinza, tengo varias rajaduras en el caparazón, ¿Que voy a hacer adelante?

El cangrejo giro y le mostró a la cangreja que a él también le faltaba una pinza, y que el también tenía muchas rajaduras en su caparazón, pero le dijo:

-Hay que seguir, hay que vivir. -
 
Cuando acababa de decir esto el caballo alzo su cabeza del agua, se sacudió un poco y comenzó a moverse a lo que el cangrejo alzo una de sus pinzas en señal de despedida, y ya alejándose le dijo a la cangreja:


- Toma coraje y cuando pase otro caballo súbete y ve a buscar el camino, yo te esperare en el horizonte. -


La cangreja también movió una de sus pinzas en señal de despedida y se quedo rumiando sus pensamientos mientras veía alejarse y convertirse cada vez en un punto más lejano al cangrejo.

Mientras esforzaba la vista intentando descubrir la figura en el horizonte escucho un ruido, que esta vez no le resulto desconocido era más o menos igual al del caballo alazán que le trajo al cangrejo, presto atención para ver si no se equivocaba y se estiro en puntas de pinzas para ver más allá de las rocas, y si, era un caballo casi tan lindo como el otro pero de color blanco, a medida que avanzaba vio que tenía algunas manchas negras.

Dio la casualidad que este caballo fue también a tomar agua al mismo sitio que había ido el otro caballo.

De pronto sin saber porque, ni como, cuando vio que el caballo estaba por dejar de beber y seguir su marcha, salto sobre el lomo y se engancho en las crines del caballo blanco, y decidió seguir el consejo del cangrejo y avanzar hacia delante.

A medida que el caballo galopaba hacia el mismo punto que había partido el cangrejo, ella se esforzaba por intentar descubrir en el horizonte la figura del caballo alazán, pero no lo conseguía, seguramente le llevaba mucha ventaja.

El caballo blanco cada tanto hacia paradas para descansar, para beber, para comer, o para dormir, y ella aprovechaba a preguntar a otros animales que merodeaban en las zonas si habían visto pasar un caballo alazán que en su lomo llevaba enganchado a las crines un cangrejo.

A veces le respondían que no, otras que si, otras que hacía varios días había pasado….
La cangreja se fue acostumbrando a esta nueva vida de viajar, de conocer gente, lugares, pero mantenía siempre la esperanza de que en algún lugar del infinito horizonte, algún día se reencontraría con el cangrejo, gracias al cual tomo el coraje necesario para salir de las rocas en donde estaba casi prisionera.

Así fue transcurriendo el tiempo…


Hasta ahora no se mucho de la cangreja, y muy poco del cangrejo, pero si se que aun no se han encontrado.

 


Colorín Colorado este cuento se ha acabado…..


por lo menos por ahora…

quizás algún día continué….
 



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lunes, 27 de julio de 2009

Carta de Despedida

“Se ha roto la barca del amor
contra la vida cotidiana”
Vladimir Mayacovsky




Sitges, 26 de Julio de 2009




Carta de Despedida:

Como dijo el gran poeta:
“Se ha roto la barca del amor contra la vida cotidiana”.
Quizás la madera se pudrió con la salitre del mar.
Quizás el navegar contra la corriente desgastó su armazón.
O quizás su proa cansada de recorrer las aguas,
se dejó vencer por la tormenta.
No se ha roto, se ha estrellado,
convirtiendo en sin fin de astillas su madera.
Las rocas y el mar han sido mudos testigos.
Prorrumpiendo en un silencio de muerte.
Las olas se suspendieron en el aire,
atónitas por el choque.
La orilla de arena esperaba exánimes
ensangrentados de heridas mortales,
empapados de lágrimas.
Sin embargo no fue así.
El choque no produjo lágrimas.
No sangraron las heridas producidas.
Hubo un silencio drástico,
tétrico silencio.
Un dolor agudo , paralizante.
No hizo falta nada más.
Se acabo una espera indefinida.
Se acabaron las cartas sin respuestas.
Se acabo creer como verdad cada mentira.
Se destruyo la pirámide de Keobs,
desparramando sus piedras sobre la arena.
La torre de acero apago sus luces en la noche,
en señal de duelo, ya no los vería.
París sólo se convertía en una ciudad más.
En la frase final de una película.
Ya nadie volverá a pedirle a SAM que toque de nuevo.
……

Se cierra la puerta.
Se abre la ventana,
dejando que el aire fresco renueve el ambiente.
Sahumerios emborrachan el aire,
borrando el aroma persistente de los recuerdos.
Las flores secas que se guardaban celosas,
entre el celofán y las hojas amarillas de aquel libro,
se convierten en cenizas, que las aguas de este mar,
que tantas veces recibió botellas con mensajes de amor,
esta vez recibirá como ultima despedida.
Cuando el cristal se hace trizas
por el sonido agudo de las palabras,
es ya imposible repararlo.
¡Cuán pocas han sido necesarias,
para poner el fin a tantos sueños,
a tantas esperanzas!
¡Cuántas caricias perdidas,
cuantos besos no recibidos,
cuantas palabras no pronunciadas
o cuantas mentiras por palabras !
La astilla mas profunda que al corazón paralizó,
fue la de ver que la pintura de unos ojos color mar
y una sonrisa de calor eran tan solo una capa;
detrás de la que no estaba quien se pensaba.

Se ha roto la barca del amor,
no habrá funeral,
sus restos yacerán por siempre
en el fondo del mar.



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domingo, 21 de junio de 2009

Ausencia

Ausencia
de sol,
de luna,
de color,
de calor.





Ausencia
de lágrimas,
de sombra,
de risa,
de caricias.


Ausencia
de brazos,
de abrazos,
de besos,
de palabras.



Ausencia
de sonidos,
de música,
de ternuras,
de cuerpos.



Ausencia
de aves volando.
Ausencia
de olas en el mar.
Ausencia
de pasiones.



Ausencia de ayer,
Ausencia de hoy,
Ausencia de mañana.




Ausencia de ti
Ausencia en mi,
Ausencia …..


Fotografias: © Ana M. Piñol

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viernes, 12 de junio de 2009

DEMOLICIÓN


¿Quién comienza a demoler este castillo?
¿Quién echa abajo la cúpula con las columnas que la sostienen?
¿Quién a golpes derriba una a una las paredes?
¿Quién excava los cimientos para no dejar huellas de una era?



¿Yo? ¿Que lo edifique en el tiempo?
Con los sueños y las ilusiones de futuros.
¿O tu, con tus silencios e indesiciones?


No me digas que el tiempo y la distancia son los que lo demuelen.
Porque sabes muy bien, que tu podrías haber acortado ese tiempo
y esa distancia con tan solo una palabra.
Una palabra que nunca llegaste a pronunciar.
Una palabra que espere inútilmente.
No puedo seguir esperando.
El tiempo corre demasiado rápido,
tanto, como la arena se escapa entre los dedos de la mano.


Derrumbo los sueños,
Derribo las ilusiones,
Cierro mi boca a tu nombre,
Guardo con siete candados
El amor que te tengo.

Intentare plantar un jardín de rosas,
donde la chimenea ardía en el invierno de mis sueños.
O en el balcón que miraba al mar esperando verte llegar.


No se aún como seguiré.
No se cuantas lagrimas me quedan por derramar.
No se si podré recuperar la sonrisa.
Pero seguramente algo hallare para seguir viviendo,
sin el castillo de sueños e ilusiones
que un día dejaste que comenzara a edificar.


Fotos: Ana M. Piñol

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miércoles, 13 de mayo de 2009

Sin Primavera



En tu atardecida primavera,
entre aromas que no brotarán,
remite a opuestos otoños,
opacos de risas,
insomnes de sueños,
trepidantes de ilusiones
no realizadas.


Incompletas fantasías
de puzzles inacabados.
Amarillentos y descoloridos
papeles arrumbados,
en los fondos sin fondo
de antiguos cajones.



Inviernos sin crujientes
chisporroteos de leños ardientes.
Helados crepúsculos
de lejanos arribos.
Desesperadas esperas
de esperanzas frustradas.


Intensos sones retumbando
en acústicos Partenones.
Recuerdos acumulados
de antiguas pieles,
ancestralmente acariciadas.
Refulgiendo en mágicas noches
de lunas plateadas.



Incontenibles pasiones
resurgiendo solo en la mente
de tus deseos revividos.
Besos mojados,
de lenguas que serpentean
húmedos recovecos,
dejando estelas
de circundantes fuegos.

Ríos de aguas
fluyendo en antiguos
manantiales de oasis perdidos.
Medanos de arenas
fluctuantes que borran
las huellas de un camino
sin retorno, ni final.



Incendio fantasmal,
que te corroe desde la raíz
hasta la cima mas alta;
espolvoreando de cenizas,
que el viento borronea
en el aire, alejando
vencidas golondrinas,
que sin nido, emigran
a otras primaveras.
Restituyentes formas
encarcelan tu memoria,
encadenada a una primavera
que no retorna.



Sin aromas que no brotan.
Con sombras que merodean,
amaneciendo insomnios,
te encuentra una soledad
poblada de recuerdos.


Fotos: © Ana M. Piñol




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jueves, 30 de abril de 2009

Recuerdos de Infancia I - El Escritorio del Abuelo



Mi regalo de cumpleaños

Para mi amiga Alicia,

con quien comparti tantas cosas

en mi infancia

y que guardo en mi memoria

y corazón




La puerta de dos alas, de madera maciza y labrada dejaban paso a una habitación no demasiado grande, casi cuadrada.
En la pared de frente a la puerta y en el centro estaba la ventana, que ocupaba tres cuartos de la pared y casi hasta el techo, dos grandes puertas abrían el espacio, pero esa ventana no daba a la calle sino al hueco de luz del edificio, eso hacia que la habitación no fuese demasiado luminosa.


Las dos paredes laterales a ésta estaban cubiertas desde el piso al techo de un sinnúmero de estantes atiborrados de libros, perfectamente acomodados y seleccionados, encuadernados en fino cuero, en colecciones que por su color se distinguían, a los costados de la ventana también se alzaban sendas bibliotecas, en el escritorio se respiraba el olor particular que desprenden los libros.
Debajo de la ventana el enorme sillón de tres cuerpos de estilo chesterfield en cuero color bordeau, al lado derecho los otros dos de un cuerpo.
Al costado izquierdo de la puerta y contra la pared el enorme escritorio con su tapa deslizante que ocultaba dentro mil secretos que solo aquel día descubrimos. Era un lugar poco menos que sagrado, nos tenían dicho de todas las formas posibles que no debíamos entrar allí, mucho menos si el Abuelo estaba dentro, pero por lógica éramos muy chicas y el lugar que justamente nos atraía mas era ese.
Jugando a las escondidas con otras amigas sabíamos que ninguna entraría a buscarnos allí, porque por un misterio no demasiado develado, ellas le tenían miedo al Abuelo, así que cuando no nos tocaba contar corríamos inmediatamente a sumergirnos debajo del escritorio, no había demasiados sitio dentro para ocultarnos, o detrás de los sillones o en el hueco que formaba el escritorio en si.
Alguna vez escondida en ese sitio entro el Abuelo a buscar algo, aun hoy me pregunto si no me veía o hacia ver que no me veía, aunque en algunas situaciones estoy segura que no me había descubierto.
El Abuelo era sordo y llevaba un aparato que por aquellos años era además de la parte que encajaba en el oído del que salía un fino cable que acababa en un pequeño aparato, como una cigarrera que él llevaba en el bolsillo de la camisa o del saco pijamas.
Por esa sordera el hablaba en un tono de voz alta, que en algunas ocasiones eran casi gritos, este era uno de los temas por los que las otras chicas debían tenerle miedo.
Sumado a que su aspecto delgado, de piel traslucidamente blanca, su cabello absolutamente blanco, hacían una imagen que hoy pienso que para aquellos años de nuestra primera infancia, podrían resultar cadavéricos.
Pero para mi que no tenia abuelos, él era la representación del mío, y yo amaba al Abuelo.
Mientras sumergida debajo del escritorio contenía la respiración para que el no me descubriera cuando entraba inesperadamente a buscar algo, una vez hice un descubrimiento increíble, sobre todo para mi, tiempo después seria para los demás también.
El abuelo luego de entrar y cerrar con llave la puerta se aproximo a la estantería que quedaba detrás de la puerta cuando esta estaba abierta, y estiro su brazo hacia un libro, que tomo y buscó entre sus paginas, de el salieron billetes, dinero; tuve que llevarme la mano a la boca para ocultar un sonido de asombro que casi emití en ese momento, él coloco de nuevo el libro en su sitio, volvió a abrir la puerta y salio, creo que por unos minutos quede petrificada en el hueco del escritorio.
Era ya viejito y no vivió mucho mas, teníamos diez años cuando murió, recuerdo esa noche, el velorio, la casa repleta de gente, yo me acerque entre muchos grandes despacio al borde de su cuerpo yaciente, recuerdo que su color se había convertido en incoloro, me quede un cierto rato observándolo, hablándole en mi interior, diciéndole cuanto lo iba a extrañar, y era cierto, todavía hoy lo extraño.
Al día siguiente un entierro que no voy a olvidar, quizás porque creo que fue el primero de mi vida, una bóveda, un silencio frío de mármoles blancos, sonidos huecos, llantos a media voz, voces susurradas, ese olor penetrante, tan particular de las flores en las coronas, que se amontonaban en la entrada con esas franjas moradas con letras doradas ….

El escritorio no era el mismo, creo que nunca volvimos a escondernos debajo del escritorio, ni siquiera creo que hayamos vuelto a entrar a jugar en la habitación.

El piso se vendió, había que deshacerse de muchas cosas, yo deambulaba de una habitación a otra mientras los grandes sacaban y seleccionaban cosas, esto me lo llevo, esto se vende, esto ….
Cuando en ese deambular escucho algo que hace que reaccione:

- “Se vende la biblioteca, los libros” - …
Recuerdo que busque rápidamente a la madre de mi amiga y la lleve aparte diciéndole que tenia algo muy importante que decirle, un secreto … supongo que ella comenzó a escucharme pensando que alguna tontería infantil le iba a decir, pero evidentemente no era tal, se puso pálida, saco de su bolsillo el fuelle se echo una dosis, y me miro preguntándome :

-¿Estas segura?-

- Si, veni que te muestro-
Y arrastrándola, mas o menos, por el largo pasillo que llevaba de las habitaciones de atrás hacia el hall donde estaba la puerta del escritorio, y ya adentro de el le señale los libros en los que yo había visto que el abuelo tenia escondido el dinero, ella estiro su brazo, tomo un libro, paso rápidamente las hojas, hasta que entre ellas aparecieron billetes, hojeo otro y lo mismo, creo que en ese momento su tez blanca se convirtió en el blanco traslucido del abuelo, salio con los libros en una mano y el dinero en la otra, llamo a sus hermanas que estaban en diferentes habitaciones y relato lo ocurrido, hubo un silencio, hasta que alguien dijo:

-¡Hay que revisar todos los libros!-
De pronto la habitación silenciosa y casi mística del escritorio fue una colmena de voces y gente que iba bajando libros y otros que revisaban, las explosiones cada vez que entre las paginas aparecía algún o algunos billetes, producía una catarata de comentarios.
Era demasiado chica para saber cuanto se encontró, pero si se con certeza que fue bastante.


Pero para la sorpresa de los mas chicos esa habitación y el escritorio en si aun nos iba a deparar otra sorpresa.
Revisando los diferentes compartimientos que tenia descubrimos un sitio secreto, un hueco profundo que llegaba hasta el piso oculto tras una madera que aparentaba el fondo, allí, en ese hueco aparecieron ante nuestros ojos juegos y juguetes que algún día nos habían desaparecido misteriosamente después de no haberlos guardado en su lugar después de jugar.

El Abuelo evidentemente cuando veía alguno fuera de su sitio lo tomaba y lo guardaba ahí para darnos la lección que había que dejar todo ordenado, claro que después no nos los había devuelto, así que ese día resucitaron varios que habíamos dado por perdidos “in eternum”.

*******************


Pasaron muchos años, ya era grande y una vez al levantar mi vista hacia el piso, cosa que hacia sistemática e inconcientemente cada vez que pasaba por el edificio, para mi asombro veo colgando de varios balcones los clásicos carteles rojos con letras blancas: EN VENTA; yo sabia perfectamente que no tenia ni por aproximación lo que podía ser que pidieran por el piso, pero no me importo, era una oportunidad para volver a verlo por dentro, así que toque el timbre y pregunte si se podía ver, obviamente la respuesta fue un si, así que volví a subir por el ascensor de bronces y hierros forjados, reflejándome en el espejo biselado que cubría la pared del mismo, el trayecto era corto, se detuvo y con el un poco mi respiración, corrí la puerta interior y eche hacia delante la del piso, cerré de nuevo y parada frente a la puerta de madera maciza, pulse el timbre, me abrieron y explicándome las condiciones a las que yo no prestaba ni la mas mínima atención iban llevándome por cada una de las habitaciones, era en cierta forma para mi volver a “MI” casa, esa casa en la que yo había sido tan feliz en aquellos años, obviamente ya no era la misma, no estaban los mismos muebles, los mismos cuadros, pero lo mas importante ya no estaba la misma gente, cuando abrieron la puerta de lo que había sido el escritorio, un nudo se me formo en el estomago y me subió hasta la garganta, acaricie suavemente la puerta y desde ella deslice mi mirada hacia cada rincón, no me atreví a entrar, esa habitación era “sagrada”, era el escritorio del Abuelo, Mi Abuelo …



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lunes, 20 de abril de 2009

Nadaba


Nadaba
entre la calma
del agua profunda.




Nadaba
en el silencio
roto de algas.

Nadaba
en busca de corales,
donde refugiarme.

Esconder
tras sus ramas rojas,
mi carcasa.






Nadaba
Sin percibir,
que la corriente me arrastraba.


Nadaba
contra-corriente.






Agotada
deje me llevara.


Sentí que un remolino
me embargaba
di contra las rocas.






Inconciente del golpe.
Herida de piedras.
Entreabrí los ojos,
a lo lejos vi,
meciéndose en arrobado vaivén,
las ramas rojas del coral,
al que no llegare.




Volví a cerrarlos.
Afloje mis manos.
Resbale entre el musgo,
Caí en el pozo infinito,
Oscuro, negro, frío …



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lunes, 23 de marzo de 2009

SIN FINAL





La ventana entreabierta
insinúa estrellas y luna.
Invade la sala el aroma del mar.

Tintinean asustadas
las llamas de las velas,
que alumbran una noche mas.



Una ráfaga de brisa
apaga de golpe todas.
Un silencio serpentea
el aire, no dejando sitio
ni siquiera a mi ultimo suspiro.



Tu nombre fue durante años
la música de mis oídos.
Las palabras dichas por tu boca,
origen y final.
Las sombras de sinos antepuestos,
los caminos a seguir.



Desde mi sitio, intente escudriñar
el silencio de la oscuridad.
No encontré ni una pequeña llama,
para alumbrar,
ni una simple palabra
para escuchar.



Dije Adiós al cielo
Cerré la ventana.
Quedé a oscuras
Sin aroma a mar.
Me perdí sola
Por el camino
Sin final.



Fotografias: Ana M. Piñol


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